Estaba embarazada del hermano de aquel hombre...
Al besar al hermano de su difunto esposo, la más sorprendida fue la propia Lori O’Neill. Quizá fueran las hormonas, revolucionadas por culpa del embarazo, pero lo cierto era que de pronto veía a Carson de un modo muy diferente. Carson no había dejado de ayudarla desde que había perdido a su esposo, pero a medida que se acercaba el momento del parto, Lori se daba cuenta de que quería algo más que un hombro sobre el que llorar. Quería confesarle lo que sentía por él... y cómo con sólo estar a su lado se le ponía la piel de gallina.
Tenía una última oportunidad para darle a su hijo el padre perfecto, pero... ¿estaría Carson preparado para ser el marido de Lori?